Creador del microchip y de la calculadora
Precursor de la era de la información, el inicio de la invención enfocada a la electrónica y sus múltiples oporunidades.
BIOGRAFIA
Jack Kilby, inventor de los microchips y de la calculadora de bolsillo, fue uno de los precursores de la actual era de la información y un inquieto inventor que acumuló más de 60 patentes a lo largo de su vida, además de ganar el Premio Nobel de Física en el año 2000.
Los diminutos ingenios que encontramos hoy en día en el corazón de cualquier ordenador, reproductor de DVD o teléfono móvil son herederos directos de la genial idea que tuvo Kilby en el verano de 1958, cuando integró todos los componentes de un circuito eléctrico -como transistores y otros dispositivos- en una lámina de cristal que no superaba el tamaño de una uña.
La revolución estaba en marcha: había nacido el circuito integrado, un invento que fue bautizado popularmente como microchip y sin el cual nuestras vidas serían hoy muy distintas. En un primer momento, sin embargo, sólo prestó atención al artilugio el Ejército de EEUU, siempre pendiente de sacar partido a las nuevas tecnologías.
La inspiración le asaltó a Kilby en julio de 1958, mientras trabajaba en la compañía Texas Instruments, a la que permanecería fiel durante toda su vida. El ingeniero era entonces un empleado de segunda categoría, así que trabajaba prácticamente en soledad mientras sus compañeros disfrutaban de unas vacaciones a las que él aún no tenía derecho.
En 1947, los laboratorios Bell habían desarrollado el transistor, un dispositivo semiconductor fundamental para la industria electrónica.Desde entonces, varias empresas competían por ser las primeras en dar el siguiente paso.
En su soledad estival, Kilby desarrolló la idea que dio origen a sus circuitos integrados y en septiembre de ese mismo año sorprendió a los directivos de su compañía con una demostración que probó la utilidad de su ingenio.
A comienzos de la década de los 60, el Ejército estadounidense ya utilizaba estos componentes electrónicos para la fabricación de sus superordenadores y sus misiles. Sin embargo, y al margen de la esfera militar, el artilugio no pasó durante años de ser un entretenimiento en todas las reuniones y congresos de especialistas, según comentó el propio Kilby.
Ante esta situación, el responsable de Texas Instruments, Patrick Haggerty, encargó a Kilby y a un grupo de ingenieros el desarrollo de un producto que pusiera de manifiesto la utilidad del circuito integrado. El resultado fue la calculadora de bolsillo, creada en 1967.
La idea fue un éxito. De hecho, en la actualidad no es extraño ver pequeñas calculadoras por todas partes, incluso integradas en teléfonos o relojes de pulsera. Antes del hallazgo de Kilby y sus colegas, estas máquinas ocupaban mucho más espacio y no eran portátiles.
Pero la miniaturización de los circuitos eléctricos resultó aún más eficaz a la hora de revolucionar la industria de la informática, ya que transformó las inmensas computadoras del pasado, que ocupaban habitaciones enteras, en los cómodos ordenadores personales que disfrutamos ahora.
En todo caso, y como suele ocurrir con los grandes inventos, Kilby no fue el único en idear un circuito integrado en aquel verano de 1958. Tan sólo unos meses después de la aparición del ingenio de Kilby, un empleado de la compañía Fairchild Semiconductor llamado Robert Noyce presentó otra variante del microchip, ésta basada en el silicio. De hecho, éste último modelo resultaba aún más fácil de fabricar, por lo que la industria de la computación terminó por desarrollarse en torno al silicio. Además, la compañía que fundó Noyce, Intel, es hoy el líder mundial en la fabricación de microprocesadores, es decir, microchips con capacidad de computación.
Kilby y Noyce batallaron durante años ante los tribunales por hacerse con la patente del microchip hasta que, finalmente, sus empresas firmaron un acuerdo por el que decidieron compartir la tecnología.
Noyce murió en 1990, antes de que la Academia de Ciencias sueca decidiera premiar con el Nobel la creación de los circuitos integrados.Kilby recordó a su colega y contrincante en la ceremonia de entrega: «Me gustaría mencionar a otra persona llamada Robert Noyce, que estuvo en el lugar adecuado en el momento adecuado. Aunque Robert y yo seguimos nuestros propios caminos, ambos trabajamos duro juntos para lograr la aceptación comercial de los circuitos integrados.Si todavía estuviera vivo, no tengo ninguna duda de que habríamos compartido este premio».
Kilby nació en 1923 en una pequeña población de Kansas, en un entorno típicamente estadounidense. «Crecí entre los descendientes industriales de los pobladores del Oeste de las grandes planicies americanas», comentaba.
Su padre dirigía una compañía eléctrica local, por lo que se vio inmerso desde niño en ese mundo. Decidido a cursar Ingeniería Eléctrica en el elitista Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), suspendió el examen de ingreso y se vio obligado a quedarse con la Universidad de Illinois.
Allí logra licenciarse el mismo año en que se inventan los transistores, de modo que su aprendizaje académico quedaba inmediatamente «obsoleto», según comentaba. Sin embargo, esta circunstancia también les dio «una gran ocasión de dar un buen uso a mis estudios de Física».
Kilby enviudó en 1982 y se jubiló al año siguiente, aunque siguió colaborando como consultor para su empresa de siempre.
Jack Kilby, inventor del microchip, nació en Great Bend (Kansas) en 1923 y falleció en Dallas el 20 de junio de 2005.
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